12 de marzo de 2015

Como no podía ser de otra manera

UN BUEN DÍA a alguien se le ocurre una frase que incluso puede resultar ingeniosa y dice, por ejemplo, que le toca mover ficha a fulanito, aunque el tal fulanito no esté jugando a las damas ni al dominó, sino en cualquier situación —normalmente relacionada con la política— en la que haya de tomar una decisión. Me parece que el primero que utilizó lo de las fichas fue nuestro amado expresidente del Gobierno, don José María Aznar, y aunque últimamente ha ido perdiendo vigor —la frase, no el esposo de doña Ana, Dios nos libre— todavía es utilizada de vez en cuando por algún diputado de provincias necesitado de reciclaje.

De la misma familia venida a menos que la anterior es eso de hacer los deberes. No se trata de que los niños escriban las redacciones o echen las cuentas de sus tareas escolares —si es que cosa tan anticuada aún existe—, sino de que alguien, preferentemente un político del mismo nivel, Maribel, del que mencionaba antes, haya cumplido con sus obligaciones profesionales. "Su intervención ha sido patética, señoría, debiera usted haber hecho los deberes antes de subir a esta tribuna". (Cosa distinta  es la referente al débito conyugal, pero eso lo dejaremos para mejor ocasión).

Pues bien, si en esta colección de fracesillas huecas que un día fueron quizás originales y hoy  se repiten como si de la canción que canta un loro cada mañana se tratara, hay una que me repatee especialmente, es la de como no podía ser de otra manera. Y me repatea porque suele utilizarse cuando precisamente podría haber sido de otra manera. De modo que el periodista o tertuliano de turno dirá que el Gobierno subió los impuestos, como no podría ser de otra manera, que doña Letizia fue recibida con grandes muestras de cariño, como no podía ser de otra manera, o que Monago tuvo que viajar a Canarias, como no podía ser de otra manera.

Y ya que estamos con estas cosas, amigos, preparaos para oír alrededor de un millón de veces en las próximas semanas, eso tan bonito de si la horquilla por aquí o la horquilla  por allá. ¡Qué preciosidad, qué originalidad! Tened la seguridad de que quien os lo diga lo hará a pie de urna... como no podría ser de otra manera.