11 de febrero de 2015

¿Galgos, podencos? Mientras, Monago se ríe de todos

CUANDO, hace ya casi cuatro años, los tres diputados de IU en la Asamblea de Extremadura permitieron con su abstención que José Antonio Monago ocupara la presencia de la Junta, no solo hicieron que muchos votantes de ese partido nos sintiéramos engañados, estafados, vilipendiados y nos prometiéramos que nunca jamás volverían a contar con nuestro apoyo. Hicieron que un señor que, como después se demostraría, carecería de escrúpulos con tal de mantenerse en el poder, pudiera usar sin complejo alguno, en su propio beneficio, todos los recursos que dicho poder traería aparejados. El principal de ellos, el dinero aportado por todos los contribuyentes, con el que el prepotente amante de los viajes a costa (o costas) ajena mantiene un costosísimo gabinete publicitario que controla no solo los medios públicos regionales de información, como Canal Extremadura, sino buena parte de los pocos privados aquí existentes.

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La imagen muestra una página completa del periódico Extremadura de hoy. No se trata de una página publicitaria, ni de un publirreportaje… No. Se trata de una página que en algo digno de ser llamado periódico jamás hubiera visto la luz. ¿Se necesitan más instrumentos que  esta sábana infame para calibrar en su justa medida la desfachatez política del presidente de la Junta y la carencia de cualquier rastro de ética profesional en los serviles emborronapapeles que doblan hasta casi rompérsela la cerviz ante él?

Dentro de tres meses habrá elecciones al parlamento autonómico. Y somos muchos los que estamos cansados de disquisiciones metafísicas entre afines, y de si yo estoy en la izquierda de verdad y tú en la de pacotilla, y de si tú no llegas ni a socialdemócrata y yo soy un auténtico revolucionario... Estamos hartos de si galgos o podencos. Estamos hartos porque gracias a eso un tipo como el de "no se la enseño porque es mía y no me da la gana" podría seguir fomentando la incultura política, podría seguir utilizando los bienes públicos en su propio beneficio, podría seguir considerándonos a todos los ciudadanos extremeños gilipollas. ¿O, finalmente, tendrá razón?

¡Váyanse al destierro político definitivo los traidores que hicieron que Monago alcanzara la presidencia, no nos hagan más daño, tómense unas tan largas como inmerecidas vacaciones, pero el resto, todos, por favor, con unas siglas u otras, en círculos o en cuadrados: únanse, pacten, hagan lo que les dé la gana, pero no permitan que este tipo nos avergüence durante cuatro años más.