10 de abril de 2010

Escudos imperiales

TENGO A LA VISTA la portada del libro en que muchos escolares de mi generación aprendimos a leer: Escudo Imperial. Lo hacíamos en las mismas fechas, aproximadamente, en que se levantó en Cáceres el monolito en homenaje a los conquistadores, objeto de polémica en estos días por la sustitución en él de un escudo, franquista para unos, mero emblema de los Reyes Católicos, para otros, por algo más acorde con los tiempos presentes. Como es sabido, el asunto ha provocado tal malestar en las filas del Partido Popular de Cáceres que han pedido el cese del concejal responsable de la sustitución del blasón, o como eso se llame. Craso error el del concejal, sin duda, como si todo el monumento no tuviera claras connotaciones fascistas. ¿Se quejará también el PP de la pusilanimidad del PSOE, que mantiene en una de las principales entradas a nuestra ciudad la Cruz de los Caídos que tantas veces prometió retirar?

Según la portavoz municipal del PP, el “Ayuntamiento ha hecho el ridículo a nivel nacional”. Lo dice con inocultable regocijo, amplificando el hipócrita escándalo con que medios de comunicación afines a su partido han recogido la importantísima noticia. Me ha recordado ese grupo de Facebook, el de las señoras que dicen oyoyoyoyoyoy cuando se enteran de un cotilleo.

Vale, puedo aceptar que el concejal, el Ayuntamiento en su totalidad, hayan hecho el ridículo. Pero cuando en el partido al que pertenece la escandalizada concejala los ladrones hacen su agosto, cuando este dirigente es imputado por robarnos millones a todos y aquel otro se ve obligado a depositar –sin esfuerzo aparente– una cantidad astronómica para eludir la prisión, la preocupación de la edil cacereña por un quítame allá ese escudo resulta sorprendente. Por no mencionar la comparación que, para ridiculizar al concejal del PSOE, hizo con la historia del famoso cabo Piris. ¿Sabe la señora portavoz quién propuso felicitar entonces al probo funcionario? ¿Sabe en qué partido militó y –supongo– sigue militando?