14 de noviembre de 2009

El Gobierno no está perdido

SOY DE LOS que creen que el gobierno de Zapatero está cometiendo errores de calado, bien porque, objetivamente, ciertas medidas de las que adopta en el terreno de la economía, de la educación o de las relaciones con la Iglesia Católica, son poco adecuadas para lograr los fines que se anuncian o bien porque no logra convencer a la ciudadanía, por problemas de comunicación con ella, de su idoneidad. Ejemplos los hay a montones, desde la disparatada traída a España de los piratas somalíes, que dificulta una solución no traumática del problema, hasta la adopción de medidas de carácter fiscal que no satisfacen ni a tirios ni a troyanos, pasando por su política de nombramiento de altos cargos, como en la presidencia de algunos órganos judiciales. Y que nadie se extrañe de que diga esto último, pues todo el mundo sabe que organismos supuestamente independientes como el Consejo General del Poder Judicial, en realidad están en manos de los grandes partidos, que deciden quiénes los integran.

Y sin embargo, el Gobierno no está perdido. No está perdido porque enfrente tiene la oposición más torpe y desorientada que cabría imaginarse. Una oposición en la que un asunto tan insignificante como el contenido de un cursillo sobre sexualidad para adolescentes se convierte en noticia de portada en los medios que le son afines; una oposición en la que las batallas intestinas se han convertido en algo habitual; una oposición, en fin, en la que un supuesto delincuente, presidente de una comunidad autónoma, atribuye a sus adversarios intenciones criminales, hablando de camionetas y cadáveres en las cunetas. La misma oposición, por cierto, que acusa al Ejecutivo de reabrir viejas heridas cuando impulsa una tímida ley de la Memoria Histórica que deja sin satisfacer muchas aspiraciones de los hijos y nietos de tantos españoles como los que, por defender la legalidad republicana, perdieron sus bienes, su libertad o su vida.

El Gobierno no está perdido, en efecto. Su salvador se llama Partido Popular.