3 de octubre de 2007

Cuestionar la monarquía


ME ENTERO,
gracias a este diario [El periódico Extremadura], de que nada más y nada menos que el presidente del Tribunal Supremo, Francisco Hernando, aprovechó su reciente presencia en unas jornadas en Cáceres para asegurar que “quien cuestiona la figura del Rey cuestiona la transición a la democracia”. Y como uno mismo podría hallarse en esa situación, tan resbaladiza, acude al Diccionario de la Real Academia. Allí encuentra, en una primera búsqueda, que cuestionar es “controvertir un punto dudoso, proponiendo las razones, pruebas y fundamentos de una y otra parte”. Y, luego, que controvertir es “discutir extensa y detenidamente sobre una materia defendiendo opiniones contrapuestas”. Y entonces queda tranquilo. Porque, que uno sepa, salvo quienes por extraños motivos aceptan como dogmas lo que alguien establece en Roma o Madrid, lo normal entre ciudadanos, y no súbditos, es discutir, razonar, poner en cuestión cualesquiera de las decisiones tomadas por gobernantes y legisladores. Incluso por jueces, aunque se trate de algunos tan prominentes como el señor Hernando, no sólo presidente del Tribunal Supremo, sino de ese desprestigiado Consejo General del Poder Judicial que debiera haber sido renovado hace meses y que se encuentra, según los entendidos, sumido en la inanición.

De modo que, efectivamente, podríamos discutir sobre la transición a la democracia. Es cierto que muchos, bajo el franquismo, padeciéndolo –no como algunos demócratas “de toda la vida”, beneficiándonos de él–, nos hubiéramos dado con un canto en los dientes si con ello hubiéramos contribuido a alcanzar una situación de libertades como la actual. Pero de ello a admitir que la monarquía, hereditaria, encarnada en alguien que goza de inviolabilidad absoluta y no está sujeto a responsabilidad ni veredicto en las urnas, es la manifestación suprema de democracia, o que la Transición fue un proceso milagroso que hay que guardar en un relicario sin tocar, porque se rompe, media un gran trecho. Estamos en 2007, ¿no?


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